sábado, 11 de mayo de 2013

PRIMERA CARTA DE PEDRO.

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                       Aunque 1 Pe afirma claramente que es escrita por el apóstol y nunca se puso en cuestión en la Iglesia primitiva, existen numerosas razones por las que la mayoría de los especialistas modernos ponen en duda su autenticidad. En sus saludos del final incluye los nombres de Silvano y Marcos (1 Pe 5,12-13: 12Por mano de Silvano, hermano de toda confianza -que por tal lo tengo-, os he escrito esta breve carta para exhortaros y confirmaros que ésta es la verdadera gracia de Dios: apoyaos en ella.
                    13Os manda recuerdos, la que está en Babilonia, elegida como vosotros, y en particular mi hijo Marcos. Traducción de la Nueva Biblia Española), que aparecen en varias cartas de Pablo. En estos mismos saludos finales se menciona a "la elegida en Babilonia" (5,13), que se refiere a la Iglesia de Roma (1). Babilonia como símbolo de Roma surgió en algunas obras apocalípticas judías (2), pero sólo después de la destrucción de Jerusalén y, por tanto, después de la muerte de Pedro. Las referencias a ser un "testigo [o mártir] de los sufrimientos de Cristo" (4,13: 13 Al contrario, estad alegres en proporción a los sufrimientos que' compartís con el Mesías; así también cuando se revele su gloria, desbordaréis de alegría. 5,1: 1 Me dirijo a los responsables de vuestras comunidades, yo, responsable como ellos, que fui testigo de la pasión del Mesías y experimenté la gloria que va a revelarse: Traducción de la Nueva Biblia Española) podrían también reflejar la tradición del martirio de Pedro en Roma. Por otra parte, casi no encontramos ninguna referencia a la vida y el ministerio de Jesús. De hecho, es posible que la mención de Marcos condujera a la leyenda elaborada por Papías (ca. 130 d.C.) http://es.wikipedia.org/wiki/Pap%C3%ADas_de_Hier%C3%A1polis sobre la presencia de Pedro y Marcos en Roma. Policarpo, obispo de Esmirna http://es.wikipedia.org/wiki/Policarpo_de_Esmirna ,que escribió entre los años 115-130 d.C., parece aludir a varios pasajes fundamentales. Los dos testimonios confirmarían que la carta ya existía a principios del siglo II. Un mejor indicio para confirmar su fecha procede de la referencia a Babilonia. Lo más probable es que fuera escrita durante la última década del siglo I.

                La carta posee numerosos rasgos lingüísticos y epistolares típicamente paulinos, que en su mayor parte son semejantes a la carta de los Romanos (3). Por consiguiente, 1 Pe podría ser obra de algún romano que adoptó el estilo de Pablo invocando la autoridad de Pedro para dirigirse a los cristianos que estaban sufriendo persecución. Sin embargo, en realidad, 1 Pe, al igual que Efesios, es más una exhortación a vivir cristianamente que una carta como tal (5,12). Se dirige a los "desterrados de la dispersión" (1,1) que viven en las provincias romanas de la parte central y occidental de Anatolia (Turquía). La exhortación comienza ya en 1,13, pero en seguida adquiere una gran relevancia: 

                 1 Pe 2,11-17: 11 Amigos míos, como a forasteros y emigrantes que sois, os recomiendo que os mantengáis a distancia de eso bajos deseos que nos hacen la guerra; 12o sea, portaos honradamente entre los paganos; así, ya que os tachan de malhechores, las buenas acciones de que son testigos los obligarán a rectificar el día que Dios los visite. 13 Acatad toda institución humana por amor del Señor; 14lo mismo al emperador como a soberano que a los gobernadores como delegados suyos para castigar a los malhechores y premiar a los que hacen el bien. 15 Porque así lo quiere Dios: que haciendo el bien le tapéis la boca a la estupidez de los ignorantes; 16y esto como hombres libres; es decir, no usando la libertad como tapadera de la villanía, sino sirviendo a Dios. 17Mostrad consideración a todo el mundo, amad a vuestros hermanos, respetad a Dios, honrad al Emperador. Traducción de la Nueva Biblia Española.   

                 En primer lugar, observamos que el autor se dirige a los destinatarios llamándolos "extranjeros y desterrados", que prosigue el tema inicial "a los desterrados de la dispersión" (1,1; 1,17). Estos términos proceden de la experiencia de los judíos de la diáspora, lo que, en seguida, lleva a los lectores a supones que se dirigía a cristianos judíos (4). Es posible que hubiera algunos judíos en estas congregaciones, pero otras afirmaciones dejan claro que la perspectiva principal es la de los gentiles conversos (cf. 1 Pe 1,14 "14Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia". ; 2,9-10 "9Vosotros, en cambio, sois linaje elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido por Dios, para publicar las proezas del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz. 10Los que antes no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios; los que nunca habíais alcanzado misericordia, ahora habéis alcanzado misericordia.  "; 4,3 "3Bastante tiempo pasasteis ya viviendo en plan pagano, dados como estabais a libertinajes y vicios, crápulas, comilonas, borracheras y nefandas idolatrías.  "). Por consiguiente, se pone de manifiesto que se estaban apropiando, como modo de definir la identidad del grupo cristiano contra la macrosociedad, de unos términos étnicos que anteriormente se utilizaron para definir el estatus minoritario de los judíos de la diáspora en relación con los gentiles. Vemos de nuevo cómo estaba emergiendo una autodefinición cristiana específica; además, se llevaban a cabo reflexiones sobre esta identidad mediante categorías teológicas.

                         Al mismo tiempo, la identidad cristiana definida con los términos "extranjero y desterrados" se utiliza para exhortarles a un comportamiento ético adaptado a su entorno. En concreto, se les dice que honren al emperador y acepten la autoridad de las autoridades romanas "a causa del Señor". De nuevo, vuelve a reverberar aquí el lenguaje de Pablo en la carta a los Romanos: " Rom 13,1.3 ( 1Sométase todo individuo a las autoridades constituidas; no existe autoridad sin que lo disponga Dios y, por tanto, las actuales han sido establecidas por él. 3De hecho los que mandan no son una amenaza para la buena acción, sino para la mala. ¿Quieres no tener miedo a la autoridad?" ). Sin embargo, en 1 Pe, de forma análoga a Ef y Col, esta exhortación ética general para adaptarse a un ambiente dominado por el Imperio conduce directamente a las instrucciones concoidas como el "código de los deberes domésticos: (2,18-3,7) [  ]

PRIMERA CARTA DE PEDRO.

Fecha: 80-95.

Autor: Desconocido.

Atribución: Pedro.

Lugar: Roma.

Destinatarios y Ocasión: Dirigida a los cristianos de las provincias occidentales de Anatolia (Turquía), donde su identidad emergente como grupo religioso diferente comianza a atraer la atención de sus vecinos y de las autoridades romanas. Presenta, principalmente, unas exhortaciones éticas para adaptarse como minoría religiosa y cultural en el mundo romano.

Contenido:

I. Saludo (1,1-2).
1 Carta de Pedro. 1, 1-2.

II. Homilía: Deberes éticos respecto a la familia de Dios (1,3-4,11).

A. Introducción: Alabanza a Dios, que trae la salvación (1,3-12).
1 Carta de Pedro. I. El nuevo nacimiento. Renacer a la esperanza. 1, 10., 3-2

B. El comportamiento de los cristianos (1,13-2,10).
     1. Exhortación a la obediencia y a la santidad (1,13-21).
     2. Exhortación al amor mutuo en la comunidad de fe (1,22-25).
     3. Cristo, piedra angular de la Iglesia (2,1-10).
1 Carta de Pedro. I. El nuevo nacimiento. Renacer a la esperanza. 1, 10., 3-2

C. Extraños y desterrados en tierra extranjera (2,11-3,12).
     1. Exhortación introductoria (2,11-12).
      1 Carta de Pedro. II. Testimonio ante el mundo. 2, 11-12.
     2. Sumisión a la autoridad romana (2,13-17).
      1 Carta de Pedro. Ciudadanos del Imperio. 2, 13-17.
     3. Código de deberes domésticos (2,18-3,7).
       1 Carta de Pedro. Esclavos cristianos. 2, 18-25.
       1 Carta de Pedro. Matrimonios. 3, 1-7
     4. Llamada a la unidad (3,8-12).
       1 Carta de Pedro. Comunidad cristiana. 3, 8-12.

D. Consejos respecto al sufrimiento y la justicia (3,13-4,11).
      1. Sufrir en un mundo hostil (3,13-17).
      2. El bautismo y la muerte de Cristo (3,18-22).
      3. Imitar el sufrimiento de Cristo (4,1-6).
      1 Carta de Pedro. La oposición del mundo. 3, 13-4, 6.

E. Doxología conclusiva (4,7-11).
      1 Carta de Pedro. Conducta cristiana. 4, 7-11.

III. Consejos finales: La terrible experiencia que sufrirán (5,1-11).
      1 Carta de Pedro. Presbíteros y comunidad. 5, 1-7.
      1 Carta de Pedro. 5, 8-14.

IV. Saludos (5,12-14).
      1 Carta de Pedro. 5, 8-14.


El código de los deberes domésticos: instrucción ética y adaptación cultural.

             El código de los deberes domésticos era muy conocido; procedía de los debates filosóficos griegos sobre la acción en el ambiente doméstico. Encontramos frecuentemente estudios sobre este tema entre los estoicos de los períodos helenistas y romano, que derivan, principalmente, de los planteamientos aristotélicos (5). A partir de ellos se introdujeron también en los escritos judíos helenistas, como puede apreciarse en Filón y Josefo (6). En ambos casos, estos códigos éticos se utilizaron con fines apologéticos, especialmente para defener a los judíos de la diáspora o al judaísmo en general de las críticas de sus vecinos paganos. De forma semejante, su uso en Colosenses, Efesios y 1 Pe muestra una intención apologética con respecto al ambiente romano. Su objetivo es claro: convencer de que las enseñanzas religiosas judías o cristianas promueven los ideales éticos más elevados que los paganos también admitirían (7).

            El carácter convencional del código puede comprobarse a partir de las semejanzas entre las tres versiones: Col 3,18-4,1; [18-4, 6., Carta a los Colosenses. Deberes sociales. 3] Ef 5,22-6,9 [21-6, 9., Carta a los Efesios. IV. Relaciones Domésticas. 5 ] y 1 Pe 2,18-3,7 [1 Carta de Pedro. Esclavos cristianos. 2, 18-25. 1 Carta de Pedro. Matrimonios. 3, 1-7.]. Entre las tres, Colosenses, con su estructuración paralela de los tres pares recíprocos de exhortaciones, nos presenta el contenido básico:
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Mujeres, someteos a vuestros maridos             Maridos, amad a vuestras mujeres.

Hijos, obedeced a vuestros padres                    Padres, no exasperéis a vuestros hijos.

Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos   Amos, tratad con justicia a vuestros esclavos.

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              Estas normas domésticas se escriben, evidentemente, desde la perspectiva del padre (o pater familias) como el cabeza de la casa y, por tanto, refuerzan la estructura familiar patriarcal, que era la norma en el mundo romano. Puesto que el orden de la ciudad o el Estado estaba también vinculado a la buena ordenación doméstica, era habitual que los filósofos morales y políticos del mundo grecorromano unieran estas reglas con el comportamiento y la responsabilidades del ciudadano, como ya hemos visto en 1 Pe. Tanto 1 Pe como Efesios nos ofrecen, además, una justificación teológica del sometimiento de los inferiores al pater familias al comparar la Iglesia con una casa y hacer de Cristo el cabeza de la Iglesia, extendiendo así la estructura jerárquica al nivel cósmico.

            Finalmente, la introducción del código de deberes familiares en la exhortación ética cristiana se encuentra en cierta tensión con el ordenamiento que se observa en la iglesia doméstica paulina primitiva, donde las mujeres eran patrones y dirigentes, y las "parejas apostólicas" parecían compartir una responsabilidad más igualitaria. Resulta, entonces, altamente sorprendente que estos códigos domésticos posteriores sean frecuentemente unidos a la instrucción bautismal, puesto que la fórmula bautismal de reunificación de Pablo subraya la reunificación de esclavos y libres, así como de hombres y mujeres. Es perfectamente posible que las semejanzas de estas parejas y la conexión con la exhortación bautismal hicieran parecer lógica esta sustitución (8). Aunque siguen siendo típicamente patriarcales, las versiones cristianas del código prestan más atención a las obligaciones recíprocas del pater familias que en las reflexiones paganas. Por tanto, en la primera fase de su introducción, como vemos en Col, Ef y 1 Pe, el código familiar servía principalmente a una finalidad apologética, como un mecanismo implícito de compensación política y social para ser más aceptados por la sociedad romana. Sin embargo, en los estudios posteriores, como observamos en las cartas pastorales, entrarán en juego otras cuestiones relativas a la estructura y los ministerios jerárquicos de la Iglesia.   

      
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(1). Además de aquí, el único otro documento del Nuevo Testamento en el que se utiliza "Babilonia" es el del Apocalipsis, para referirse a Roma en este mismo sentido (cf. Ap 14,8:
8 Lo siguió otro ángel, el segundo, que decía: "Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación".; 16,19: 19 La gran ciudad se hizo tres pedazos y las capitales de las naciones se derrumbaron. Recordaron a Dios que hiciera beber a la gran Babilonia la copa de su vino, el furor de su cólera. 17,5: 5 en la frente llevaba escrito un nombre enigmático: "La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra". 18,2.10.20: 2 Gritó a pleno pulmón:-¡Cayó, cayó la gran Babilonia!Se ha convertido en morada de demonios,en guarida de todo espíritu impuro,en guarida de todo pájaro inmundo y
repugnante;
10 manteniéndose a distancia por miedo de su tormento, dirán:-¡Ay, ay de la gran ciudad, de Babilonia la ciudad poderosa! ¡Que haya bastado una hora para que llegue tu castigo!
20 ¡Regocíjate, cielo, por lo que le pasa, y también vosotros, los consagrados, los apóstoles y los profetas! Porque, condenándola a ella, Dios ha reivindicado vuestra causa. Traducción de la Nueva Biblia Española.
(2). Cf. 2 Baruc 11,1; 67,7; 4 Esdras 3,1-2,28; Oráculos sibilinos 5,143.

(3). Compárese 1 Pe 5,1: (1 Me dirijo a los responsables de vuestras comunidades, yo, responsable como ellos, que fui testigo de la pasión del Mesías y experimenté la gloria que va a revelarse: ) con Rom 8,17: ( 17ahora, si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios, coherederos con el Mesías; y el compartir sus sufrimientos es señal de que compartiremos también su gloria. ); 1 Pe 1,14: (14Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.) con Rom 1,22-25 (22Pretendiendo ser sabios, resultaron unos necios 23que cambiaron la gloria de Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles.
       24Por eso, abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la inmoralidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuerpos, por haber sustituido ellos al 25Dios verdadero or uno falso, venerando y dando culto a la criatura en vez de al Creador (¡Bendito él por siempre! Amén). 12,2 (
2y no os amoldéis al mundo este, sino idos transformando con la nueva mentalidad, para ser vosotros capaces de distinguir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, conveniente y acabado.) y 1 Pe 2,5 (5también vosotros, como piedras vivas, vais entrando en la construcción del templo espiritual, formando un sacerdocio santo, destinado a ofrecer sacrificios espirituales que acepta Dios por Jesús Mesías. Porque está dicho en la Escritura: ) con Rom 12,1 (1Por ese cariño de Dios os exhorto, hermanos, a que ofrezcáis vuestra propia existencia como sacrifici vivo, consagrado, agradable a Dios, como vuestro culto auténtico;). Traducción de la Nueva Biblia Española.

(4). Eusebio. Historia Eclesiástica 3.4.2.

(5). Cf., especialmente, Política 1.1253b.1-14; Magna Moralia 1.1194b.5-28. 

(6). Filón, Apología de los judíos (Hypothetica) 7.14; Josefo, Contra Apión 2.190-219. 

(7). Para una mayor profundización, cf. D. L. Balch, Let Wives Be Submissive: The Domestic Code in 1 Peter, Scholars Press, Chico CA 1981; D. L. Balch, "Household Codes", Anchor Bible Dictionary, 3:318-320; C. Osiek y D. L. Balch, Families in the New Testament World: Household and House Churches, Westminster-John Konox, Lousville 1997, pp. 118-121; E. Schüssler Fiorenza, In Memory of Her: A Feminist Theological Reconstruction of Christian Origins, Crossroad, Nueva York 1983, pp. 251-268. 

(8). En el código doméstico de Efesios, la norma relativa a las esposas y los maridos se completa con una referencia a Gn 2,24: "Y los dos serán una sola carne" (Ef 3,31), que tambien se halla en el trasfondo de la fórmula bautismal de reunificación. 

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